Soy música, compositora, improvisadora, performer, investigadora y docente nacida en la ciudad de Rosario en 1980, Argentina, y desde el año 2004 resido en la ciudad de Buenos Aires.
Me formé como pianista clásica desde los 5 años y más adelante como compositora en la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Rosario. Sin embargo desde muy pequeña me sentí familiarizada con la improvisación, podía salir y entrar en distintos lenguajes musicales con sólo escucharlos. A lo largo de los años me sumergí en distintas estéticas desde el jazz en un primer momento hasta la música contemporánea o el arte sonoro en la actualidad. Hoy mis intereses artísticos giran alrededor de los collages sonoros, el entramado de los instrumentos acústicos con grabaciones de campo procesadas, o creaciones de mundos de fantasía que se entremezclan con melodías familiares o cotidianas. Pienso la música como fotos de cada momento, o de momentos superpuestos, pasado-presente y (por qué no) un futuro imaginario. También pienso cada proceso como una integración de la música con otros mundos artísticos, como el audiovisual, la poesía, y principalmente el de la danza, lugar que habito desde la adolescencia y que fue mi soporte para la creación de mis propias metodologías en la enseñanza del piano y de la música en general. El taller El Cuerpo Rítmico es una de las resultantes de muchos años de investigación en el campo del movimiento.
Desde el año 2006 soy docente en la Carrera de Jazz en el Conservatorio Manuel de Falla. También coordiné El Taller de Improvisación para las carreras de Composición con Medios Electroacústicos y Música y Tecnología en la Universidad Nacional de Quilmes en 2021 y 2022, y el taller Música en Movimiento junto a la bailarina Carmen Pereiro Numer dentro del programa del ministerio de cultura de la Nación, Situar Danza, en el Centro Cultural Borges en 2023.
Por otro lado, estudio violoncello desde el 2017 instrumento que cada vez adoro más y complementa y amplía mi vínculo día a día con el piano. Creo que nunca hay que dejar de estudiar, de ser curiosa, de encontrar motivaciones, de probar. La música es muy poderosa y sanadora, es refugio y es herramienta para avanzar en un mundo cada vez más frágil.
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